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Basura en las calles de Sano Domingo. Foto de archivo.
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En las palmas de las manos, los dedos y los pies, decenas de personas llevan las marcas del que por años ha sido el objetivo, hasta ahora, “inalcanzable” de gran parte de los gobiernos municipales; la segregación y manejo adecuado de los desechos sólidos en sus demarcaciones.
“¡La basura, la basura, la basura!”, van vociferando los obreros de los ayuntamientos de Santo Domingo Norte, Este, Oeste y del Distrito Nacional con heridas ocultas, viejas o actuales, tal como las que por décadas han deteriorado los recursos naturales en el país.
De acuerdo con los datos obtenidos por este medio, solo en estos cuatro municipios se producen mensualmente 117,000 toneladas de desechos sólidos que unos 782 obreros recogen a manos peladas o con guantes que les duran menos de una semana debido al desgaste diario.
Ezequiel Rivera, de 48 años, es uno de los que sale diariamente a levantar lo que tiran otros, sin saber lo que contienen las bolsas, muchas veces abiertas, con hoyos o desgarradas.
Estos factores sumados a la velocidad con que las unidades de trabajo avanzan por las calles de Santo Domingo, deparan en heridas que si bien laceran los esfuerzos de mantener las ciudades limpias, por todos los residuos que van cayendo, también atentan contra la integridad física de quienes salen a servir.
El impacto de la basura, que se considera uno de los problemas ambientales más graves de la sociedad actual, puede ocasionar la contaminación del aire, el suelo y el agua superficial, según señala el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en un informe suministrado al LISTÍN DIARIO.
Pero mientras los cúmulos de residuos sólidos perforan la estabilidad y armonía del medio ambiente, a través de un proceso que muchos creen tardará años, con cada bolsa de desechos que cae al pavimento o se arrima de un árbol, también se afecta en el “aquí y ahora” a los peatones y animales.
Pedazos de botellas de cristal, latas con sus bordes cortantes y plástico duro, son solo algunas de las armas escondidas en estas fundas, generadas por los munícipes y que apuntan justo hacia sus iguales y su entorno.
Camuflados para dañar
En trozos de todos los tamaños, los envases de vidrio fueron de los más comunes en los pequeños vertederos improvisados que plagan varios espacios en cualquiera de las delimitaciones antes mencionadas.
En un recorrido realizado por un equipo de LISTÍN DIARIO, tras las rutas de varios camiones recolectores de basura, se pudo comprobar cómo algunos obreros recogían con las manos los pedazos de unas botellas que por diminutos no podían acopiar con las dos piezas de tabla que usualmente utilizan para estas tareas.
Alfredo Nieves era uno de esos trabajadores, y mientras continuaba afanoso su labor, afirmó que eso es normal. “Si ajá, la gente siempre tira las botellas y ya”, manifestó.
Nieves, un joven de 22 años que incursionó en este trabajo desde el pasado 2021 para ayudar a su madre con los gastos del hogar, indicó que solo en una ocasión se cortó, aunque especificó que no fue una herida profunda.
Así como esa botella que se rompió y lo lastimó, al vertedero de Duquesa llegan cientos de ellas.
El ingeniero Jorge Risek, quien tiene 13 años de labor en el manejo de residuos sólidos y creador del proyecto “809 RECICLE”, sostiene que cada mes se desechan cerca de 160,000 toneladas de vidrio y que empresas que envasan sus productos en recipientes de este material tienen que reinvertir sobre los tres millones de dólares anuales por las pérdidas de botellas.
Otro que como Nieves ha visto marcada su vida por el daño que puede provocar el mal tratamiento del vidrio es Ricardo Reyes, el joven de 21 años no fue el que sufrió las heridas, pero le tocó vivir en la piel de su hermano mayor, Antonio Reyes.
“Eso (señalando el pie), se le abrió y le dieron puntos y licencia”, precisó.
Igual de perjudicial
Otro material que abunda en las calles es el plástico, que aunque no afecta la piel de estos trabajadores, pero si a los alimentos que comen, el aire que respiran y el agua que ingieren.
De residuos plásticos se generan unas 25,000 toneladas mensuales., que le impiden al Estado percibir más de cuatro mil millones de pesos, según explicó Risek.
El ingeniero detalló que una libra de plástico proporciona entre seis y 14 pesos.
Asimismo, agregó que al país ingresan 17,000 toneladas de Polietileno Tereftalato (PET), que es un tipo de plástico que se emplea usualmente para las botellas de agua, refresco y otros productos y de esa cantidad solo se aprovechan menos de 300.
“Quizás se usan 1,000 toneladas para exagerar, el resto va a los ríos y cañadas”, precisó.
Un sendero difícil
Hasta el día de hoy la gestión de la basura se ha centrado principalmente en simplemente eliminarlos, sin que se opte por programas y técnicas de segregación.
En el caso de Santo Domingo Norte, Oeste, Este y del Distrito Nacional, aún no se han desplegado proyectos de esta naturaleza, a excepción de los dos últimos, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Medio Ambiente.
De acuerdo con la entidad, en el Distrito y SDE, se ha fomentado la separación de residuos en la fuente, como una herramienta de educación.
Esta figura de iniciar la transformación desde la base que genera los residuos, está contemplada en la Ley 225-20 de Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, en la que se establecen las sanciones y se le atribuye a las alcaldías la responsabilidad de fomentar la segregación de los desechos, según el Art. 172, acápite dos.
Con relación a esto, Risek expuso que “al final están llamados por la ley, pero no hay una infraestructura ni una logística. Tú vas a llamar a la población y la vas a querer castigar por no hacerlo y al final lo que va a pasar es que va a ir al mismo vertedero porque no se ha trabajado con los empresarios involucrados”.
De igual modo, el ingeniero indicó que como no existe una cultura de reciclaje que permita sustentar los proyectos en la “buena voluntad” de la gente, se les debe otorgar algún beneficio.
“La gente tiene que percibir una reducción en sus facturas o algo que los motive”, indicó, al tiempo que señaló que las autoridades “está trabajando, pero muy lento”.
Enfatizó que hay que crear una mesa de diálogo y desarrollar programas con alianzas público-privadas que permitan desarrollar “proyectos reales”.
Resaltó, además, que esto no solo mejora el medio ambiente, sino que también “te crea trabajos, te ayuda a que esas plantas mantengan un aporten a la economía del país, donde se va a reducir lo que está ingresando a los vertederos con una nueva labor que generara riquezas”.
Nuevos intentos
Por el momento, estos cabildos contemplan el lanzamiento de nuevos planes municipales para eficientizar la gestión de la basura, más allá de solo recogerla.
A finales de este mes se pondrá en ejecución un programa de separación y clasificación de residuos en un sector de Santo Domingo Este, para ser replicado en 114 comunidades. El plan será auspiciado por Medio Ambiente y el Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme).
En el caso de SDO, el director de aseo urbano, Raúl Amauri Peña, explicó que se han estado reuniendo con una empresa española para levantar una planta de reciclaje, que estiman podría comenzar a instalarse el próximo mes de mayo.
“Esperamos sacarle un mayor provecho, porque la basura tiene un valor”, enunció, al tiempo que subrayó que los empresarios europeos ya han visto algunos terrenos.
Por otro lado, el Ministerio de Medio Ambiente resalta como uno de sus logros, en esta tarea, la sensibilización de más del 65% de los municipios del país en manejo de restos sólidos con un enfoque hacia la separación de los residuos en la fuente generadora.
Pero para el obrero Antonio Reyes también se le debe decir a la gente que “tengan cuidado porque eso les puede pasar a ellos”, quizás no cortarse recogiendo vidrio y otros desechos tirados, pero si sentir el impacto de las acciones búmeran que cometen contra el medio ambiente y a las que los ayuntamientos de Santo Domingo hacen frente con proyectos que, hasta ahora, se han disuelto en el tiempo.