Miami, 23 abr (EFE).- La pandemia del COVID-19, además de fortalecer el autoritarismo, va acrecentar la desigualdad, el hambre y la pobreza en Centroamérica, lo que se va a ver en una nueva "explosión" de la migración hacia Estados Unidos, sostuvo este jueves en Miami el investigador salvadoreño José Miguel Cruz.
Director de investigación del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Kimberly Green de la Universidad Internacional de Florida (FIU), Cruz habló así en una teleconferencia sobre el impacto político del COVID-19 en Centroamérica, organizada también por el Centro Digital de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Cruz sostuvo que para Panamá y Costa Rica puede ser un momento "decisivo" para recuperar cierta credibilidad en las instituciones, gracias a la confianza que ha generado la respuesta de sus Gobiernos a la crisis sanitaria.
Aunque no está libre de fallos, esa respuesta contrasta con la "fragmentada y apurada" de Guatemala, Honduras y El Salvador y la "negligente" de Nicaragua.
Durante el seminario "Impacto político del COVID-19 en Centroamérica. ¿Autoritarios, populistas o demócratas? Cruz enfatizó que el carácter político y populista ha caracterizado las acciones de los gobiernos del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), que han dejado de lado el técnico e institucional.
En ese sentido señaló que los protagonistas "más visibles" han sido los políticos y los militares y policías que hacen cumplir con más ahínco las restricciones que los propios expertos sanitarios y personal a cargo de la pandemia y que "se aprovechan" de esta crisis para reforzar su autoritarismo.
A diferencia de otras crisis, esta es global, lo que tiene a cada país preocupado de sus propios problemas y es aprovechado por regímenes autoritarios como el de Daniel Ortega en Nicaragua, pues le da "más espacio para la consolidación".
Lamentó que el gobierno de Ortega no solo "ignora" el consejo de los expertos sanitarios sino que organiza eventos masivos que van en contra del distanciamiento y los protocolos para enfrentar la pandemia, lo que ha llevado a que sea la comunidad la que está implementando medidas, como no enviar sus hijos a la escuela.
Señaló que Ortega está más preocupado por "mantener lo que queda de la economía", que ya estaba en "declive" antes del COVID-19.
Por otro lado criticó que el gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, pretenda presentar "una falso dilema" entre "la salud o las libertades", lo que considera un "intento político de controlar las instituciones" que aún no le son favorables.
En Honduras la pandemia es un caldo de cultivo para el "abuso de poder y la corrupción" y subrayó que el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández ha creado nuevas instituciones para responder a la crisis y "bajarle "el perfil" a las que ya existen para tal fin.
Señaló además que en los países del Triángulo Norte las comunidades no se sienten protegidas por el Estado, sino por otros actores y esto puede "aumentar" con la actual crisis, porque las "instituciones se pueden hacer aún más irrelevantes".
Es el caso, dijo, de las pandillas que se han hecho cargo de vigilar las cuarentenas y toques de queda, pero aseguró que también da pie para "incrementar la militarización".
Señaló que estos países fluctúan entre ignorar a la población o exacerbar las fuerzas de seguridad.
Por otro lado, Cruz dijo que a mediano plazo la pandemia va a incrementar los problemas de desigualdad, hambre y pobreza en cierto lugares de la región, lo que se va a ver en una "explosión" de la migración hacia Estados Unidos especialmente de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños que buscan "sobrevivir".
En ese sentido dijo que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha tratado de contener estas migraciones, pero no ha dado "en la raíz" del problema.
La pandemia en Centroamérica, que ha dejado más contagiados "de los que creemos", puede servir por otro lado, según Cruz, al gobierno panameño.
El Gobierno de Laurentino Cortizo implementó desde el principio la toma de pruebas, lo que les ha permitió una respuesta "focalizada" de la epidemia a diferencia de Nicaragua, donde "aparentemente no hay casos".
Según cifras oficiales de casos confirmados, es decir basados en pruebas, Panamá tiene casi 5.000, de los cuales 144 mortales, seguido de Costa Rica (681), Honduras (591), Guatemala (316) y El Salvador (250). EFE
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