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Momentos que se le toma la temperatura a un grupo de personas deportadas de Turcas y Caicos, en el aeropuerto de Cabo Haitiano. |
Para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus que provoca la COVID-19, el vecino Haití tendrá que luchar además contra dos grandes retos planteados por el deterioro económico y las creencias culturales.
Ives Marie Chanel, periodista y empresario de ese país, comparte con Diario Libre algunas de las impresiones recogidas entre la población. Destaca cómo muchos de sus conciudadanos, incluso desde el mismo Gobierno haitiano, no ponen la debida atención a la gravedad del nuevo coronavirus.
“La gente dice que prefieren morir de la COVID-19 en la calle y no de hambre en la casa”, reproduce el comunicador. También se impone la creencia de que el virus no hará grandes estragos entre la población porque el clima lo vencerá o porque la fortaleza física del hombre negro resistirá su embate", comenta.
Haití presentó su primer caso positivo de la COVID-19 el pasado 19 de marzo y a la fecha unas 30 personas han sido confirmadas positivas. Dos han fallecido, según los reportes hasta el jueves.
Chanel ve mucha improvisación de parte de las autoridades en el manejo de la situación, pues hasta el momento no se ha declarado una cuarentena, no existe una política de información masiva que oriente a la gente sobre cómo prevenir el contagio y las medidas adoptadas no parecen ser muy efectivas, a juicio del comunicador.
“No había preparación para esto. Parece que no le dieron importancia al tema, pues no pensaron que fuera tan grave”, dice, aunque cree que esa realidad puede mejorar luego de que, a inicio de esta semana, se creara una comisión de alto nivel, conformada por médicos muy especializados en su mayoría, y encabezada por el doctor William Pape, a quien le reconoce el éxito con que manejó el tema del VIH/Sida en Haití.
A Chanel le sorprende que hace dos días, mientras visitaba la localidad de Pignon, observó a grupos de personas en una pelea de gallos, pero también siguen los entierros con gran afluencia de personas, los cultos religiosos y otras actividades que implican aglomeraciones.
El problema, entiende, ha sido la poca comunicación desde el gobierno que encabeza Jovenel Moïse, pues los anuncios que se han realizado de orientación se centran casi todos en la capital, Puerto Príncipe; y que algunas facilidades financieras otorgadas por el gobierno a las alcaldías para que hagan perifoneo, no están llegando tampoco a las zonas más rurales.
Tampoco se explica que no se haya declarado una cuarentena, aunque reconoce lo difícil de aplicar esa medida en el país más pobre de América, con tanta gente que vive en la informalidad del empleo. Sin embargo, algunas empresas han decidido cerrar de manera voluntaria.
Señala que ni siquiera se aísla a alrededor de 6,000 ciudadanos que entran a diario a través de la frontera procedentes de República Dominicana, donde hay circulación comunitaria del virus en cinco ciudades, pese a la mayoría de los que llegan trabajan en fincas o en la construcción, actividades ahora clausuradas como prevención por la pandemia.
Haití, con una población de diez millones de habitantes, dispone de un presupuesto general de unos 2,000 millones de dólares, equivalente a RD$108,800 millones. Su moneda, el gourde, se encuentra en la actualidad en 100 por cada dólar, recuerda el periodista Ives Marie Chanel.

Mapa de la isla con los casos de COVID-19, con los datos correspondientes al pasado 8 de abril. ( )
Algunas medidas
Chanel cuenta que, hasta el momento, el Gobierno haitiano ha dispuesto el cierre de las empresas de zonas francas, a cuyos empleados les haría llegar una ayuda económica que todavía no se materializa.
Para enfrentar la falta de agua, se están distribuyendo cubetas con dispensadores donde la población pueda proceder a lavarse las manos, se limitaron los mercados a tres días por semana, y se ha dispuesto que una industria confeccione mascarillas para entregar a la población.
“Pero hay conflictos entre el gobierno y la compañía por el precio de las mascarillas, pues dicen que una mascarilla cuesta unos 70 centavos de dólares y aquí (Haití) la están cobrando entre un dólar y uno con cincuenta”.
En cuanto a los insumos de salud necesarios para tratar la enfermedad, el periodista destaca que ya tienen unos seis hospitales habilitados, distribuidos en el centro, sur y norte del país.
El tema vital es las pruebas necesarias para detectar la COVID-19, porque apenas cuentan con unas 1,000 donadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Dicen que han ordenado 18 millones de dólares en materiales a China, pero no hay transparencia, pues no hubo licitación y se dice que el gobierno dio contrato a una empresa vinculada a un expresidente, pero el Gobierno dice que los compró directamente a una empresa china”, expresa Chanel.
En medio de la pandemia, poco son los sectores de la oposición que se suman a su combate, aunque sí mantienen los conflictos entre partidos, se queja.

Ives Marie Chanel, periodista senior. (
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